Por Monserrat Californias
Cada 12 de mayo se conmemora el Día Internacional de las Mujeres en las Matemáticas, una fecha instaurada en 2019 en honor al natalicio de Maryam Mirzakhani, la primera y única mujer en recibir la prestigiosa Medalla Fields, equivalente al Nobel en esta disciplina.
Esta jornada no solo celebró su legado, también buscó visibilizar la participación femenina en un campo históricamente dominado por hombres y poner en evidencia las desigualdades estructurales que aún persisten en las ciencias exactas.
Maryam Mirzakhani, nacida en Teherán en 1977, fue una mente brillante desde su adolescencia, ganando medallas de oro en las Olimpiadas Internacionales de Matemáticas. Su trayectoria culminó con el galardón más alto de su campo en 2014, reconociendo sus trabajos sobre geometría y sistemas dinámicos. Su muerte a los 40 años en 2017 por cáncer de mama dejó un vacío, pero su figura se mantiene como símbolo de inspiración para las nuevas generaciones de científicas.
El panorama actual, sin embargo, sigue evidenciando una preocupante brecha de género. Según ONU Mujeres, si el ritmo actual persiste, no se alcanzará la paridad en las áreas STEM antes del año 2100. Solo el 22% de los puestos en inteligencia artificial están ocupados por mujeres y apenas el 28% de las matriculaciones en estas carreras corresponde a ellas. En México, el INEGI reporta que el 89.3% de los ingenieros civiles son hombres y apenas un 10.7% son mujeres.
Las barreras no son solo numéricas, sino también culturales. De acuerdo con la investigadora Susana Vázquez, los estereotipos de género arraigados desde la infancia influyen directamente en las decisiones académicas de niñas y adolescentes. Se continúa reforzando la idea de que los hombres son más aptos para las ciencias, mientras que las mujeres deberían orientarse a carreras empáticas y emocionales, perpetuando así la exclusión estructural.
Frente a este panorama, recordar a Maryam Mirzakhani cada 12 de mayo se vuelve un acto político y cultural. Su legado abre la puerta para repensar las formas en que las instituciones, familias y sistemas educativos pueden fomentar entornos más inclusivos.