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Las cifras que han dejado las inundaciones en México: 70 muertos y 72 desaparecidos

Por Redacción:

Ciudad de México, 17 de octubre de 2025. El saldo trágico por las inundaciones provocadas por las lluvias torrenciales de la tormenta tropical Raymond y el huracán Priscila escaló a 70 fallecidos y 72 personas desaparecidas en las últimas 24 horas, según el último reporte de la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) emitido ayer por la tarde. La actualización, confirmada por la presidenta Claudia Sheinbaum durante su gira por las zonas afectadas en Veracruz, refleja un incremento de seis muertes respecto al balance anterior de 64, con Hidalgo y Veracruz como los estados más golpeados, donde el desbordamiento de ríos como el Cazones y el Tempoal ha dejado pueblos enteros bajo el agua y familias destrozadas en busca de sus seres queridos.

La CNPC, a través de su titular Laura Velázquez Alzúa, detalló en una conferencia desde Poza Rica (Veracruz) que el número de desaparecidos se elevó de 65 a 72, con 49 en Hidalgo —donde brigadas de la Guardia Nacional y la Sedena continúan rastreando comunidades indígenas aisladas por deslaves— y 18 en Veracruz, sumando cuatro en Puebla. “Es una situación crítica; hemos rescatado a más de 5 mil personas y entregado 10 mil despensas, pero la búsqueda de desaparecidos es prioridad absoluta. No descansaremos hasta localizarlos”, enfatizó Velázquez, al reportar también 111 municipios afectados y 183 localidades incomunicadas en Veracruz, Hidalgo, Puebla, Querétaro y San Luis Potosí.

Sheinbaum, quien visitó ayer comunidades inundadas en Álamo Temapache y Tihuatlán, Veracruz, lamentó el alza en el conteo: “Cada vida perdida duele; hemos liberado 5 mil millones de pesos para reconstrucción, pero el cambio climático nos obliga a actuar con urgencia. Pediremos apoyo de la ONU para sistemas de alerta temprana”. La mandataria supervisó el censo casa por casa de la Secretaría del Bienestar, que ya identificó 703 viviendas dañadas en Veracruz y 16 mil en Puebla, con brigadas entregando enseres y apoyo psicológico a damnificados. En Hidalgo, el gobernador Julio Menchaca Salazar reportó 21 muertos y 49 desaparecidos, con 44 localidades incomunicadas: “Necesitamos maquinaria pesada para desazolves; el lodo entierra no solo casas, sino esperanzas”.

Las lluvias, que acumularon hasta 286 mm en Puebla y 280 mm en Veracruz entre el 6 y 9 de octubre, saturaron suelos y ríos, causando 18 derrumbes y 15 deslaves en Hidalgo, y afectando a 100 mil personas en total. En Veracruz, el epicentro con 30 fallecidos, el río Cazones arrastró vehículos y viviendas en Álamo, dejando escenas de devastación donde residentes como María Elena López, de la colonia La Máquina, relatan: “El agua nos robó todo; mi hermano está entre los desaparecidos, y las brigadas tardan en llegar”. La Universidad Veracruzana busca a alumnos extraviados, con dos confirmados muertos, mientras la CFE restablece el 90% de la energía, pero persisten riesgos sanitarios por agua contaminada.

La respuesta federal incluye el despliegue de 2 mil elementos del Plan DN-III-E y 500 millones de pesos del Fondo de Desastres, con centros de acopio en 32 alcaldías de la CDMX y donaciones de la Cruz Roja que suman 25 toneladas. Sin embargo, críticas surgen por la lentitud: en X, #InundacionesMx acumula 200 mil menciones, con usuarios como @CelesteVillegas

exigiendo: “No más excusas; las madres totonacas cruzan ríos solos por medicinas”. El Cenapred atribuye el agravamiento a un 30% más de eventos extremos por cambio climático, urgiendo inversión en diques y drenajes.

Sheinbaum anunció el envío de maquinaria de la CDMX —136 servidores y 40 bombas— a Veracruz, y llamó a la unidad: “México resiste, pero necesitamos reconstruir con resiliencia”. Con pronósticos de chubascos dispersos para hoy, las labores de búsqueda continúan en la Huasteca, donde el agua se retira lento y el duelo crece. Esta tragedia, que evoca la inundación de 1999 en Álamo, no es solo lodo: es un llamado a actuar antes de que el próximo temporal multiplique el dolor. En México, donde el clima castiga a los vulnerables, las cifras de 70 y 72 no son números: son rostros que claman por justicia climática.