Por Luis Martínez Alcántara
CIUDAD DE MÉXICO.- El Congreso de la Unión rindió un homenaje de cuerpo presente a la Diputada Ifigenia Martínez, quien falleció el 5 de octubre de 2024. Fue una figura icónica en la lucha por la justicia social y los derechos de las mujeres en México.
Desde su juventud, rompió barreras, siendo la primera mujer mexicana en obtener una maestría en Economía en Harvard y la primera en dirigir la Facultad de Economía de la UNAM. Su vida fue una constante batalla por la igualdad de género y la democratización del país, convirtiéndose en una inspiración para muchas generaciones de mujeres mexicanas.
A lo largo de su carrera, Martínez se destacó por su compromiso con los derechos sociales. Fue una de las fundadoras del PRD, junto con Cuauhtémoc Cárdenas, y defendió siempre la necesidad de un gobierno más equitativo y democrático. Su trabajo en el Senado y la Cámara de Diputados dejó una profunda huella en la política mexicana, al igual que su lucha por los derechos de las mujeres. En tiempos en los que pocas mujeres ocupaban posiciones de poder, Ifigenia fue pionera y abrió caminos para las generaciones venideras.
El hecho de que haya tenido el honor de entregar la banda presidencial a Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de México, fue un acto cargado de simbolismo. En ese momento, se cerró un ciclo de lucha que Ifigenia había comenzado décadas atrás, cuando las mujeres ni siquiera podían votar en México. Este evento fue un reconocimiento a su vida de dedicación, simbolizando la culminación de los esfuerzos por un país más justo y con oportunidades iguales para todas las personas.
La vida le otorgó la satisfacción de ver cómo sus esfuerzos dieron frutos. En la ceremonia de entrega de la banda presidencial, Martínez, a sus 94 años, fue un ejemplo de fortaleza y dedicación. Su presencia en ese momento histórico fue un recordatorio de las décadas de lucha que ella y muchas otras mujeres libraron para que hoy en día las mujeres puedan ocupar los espacios de poder que les corresponden.
Ifigenia Martínez deja un legado imborrable. Su vida es un ejemplo para todas las mujeres mexicanas de que con convicción, esfuerzo y resistencia, se pueden alcanzar grandes cambios. No solo abrió puertas, sino que también derribó techos de cristal, allanando el camino para que futuras generaciones puedan soñar con un país más igualitario. Su lucha, que culminó en la entrega de la banda presidencial a Sheinbaum, será recordada como un acto emblemático en la historia de México.