Economía

FILANTROPÍA/ Emprendedor filantrópico

Por Felipe Vega, fundador y director general de CECANI Latinoamérica, empresa de capacitación para Organizaciones No Gubernamentales y otras figuras no lucrativas.

El emprendedor filantrópico no es un contrasentido. Es una tendencia en el Tercer Sector.

La filantropía va más allá de donar dinero: busca soluciones sostenibles para problemas duraderos. Los empresarios, con su habilidad para resolver problemas, destacan como filántropos emprendedores porque suelen identificar una causa, colaborar con redes y medir el impacto son pasos esenciales para generar un cambio significativo.

La filantropía debe trascender el simple acto de regalar dinero y la búsqueda de un mundo más justo, equitativo y sostenible. Más allá de la caridad tradicional o las soluciones temporales, se trata de encontrar soluciones sostenibles a problemas duraderos.

Para ello debe reconocer las grietas e imperfecciones de nuestro sistema y buscar soluciones innovadoras, más que un alivio fugaz. Requiere pensar sistémicamente, lo que facilita abordar las causas de los problemas sociales y ambientales. Esto implica un enfoque empresarial.

Por ello los empresarios, que cuentan con habilidades para resolver problemas, están naturalmente destinados a sobresalir en este campo. Son los filántropos emprendedores. Poseen la perspicacia e ingenio necesarios, lo que, combinado con su riqueza, permite impulsar el cambio. De manera que la filantropía empresarial va más allá de la ideología: es un compromiso de vida.

De hecho, muchos empresarios se sienten atraídos por la filantropía como segunda vocación. Así, la filantropía, tras haber sorteado los desafíos de construir y vender sus negocios, les brinda la oportunidad de canalizar su pasión y dedicación a causas significativas, mantenerse activos y comprometidos, crean un legado adicional más allá de los proyectos empresariales.

La filantropía puede dar propósito a una nueva riqueza.

Pero ¿cómo puede un empresario con habilidades y mentalidad crear un cambio significativo en el mundo a pesar de tener poca o ninguna experiencia en filantropía?

En primer lugar, hay que identificar la oportunidad. Al igual que todo negocio comienza con una idea, cada acto de filantropía comienza con una causa. Un punto de partida son los asuntos que más apasionan y motivan: la educación, el alivio de la pobreza, el cambio climático, la atención médica, la pérdida de biodiversidad…

A continuación, como en una empresa, hay que concentrase en el desafío y movilizar los esfuerzos para abordarlo en su totalidad. Pero si se intenta abarcar demasiado la probabilidad de éxito disminuye. Eso sí, una vez identificada la causa hay que dedicar tiempo a conocer sus causas y las soluciones existentes. Esto ayuda a identificar dónde tener mayor impacto. Además, es posible aprovechar la red de contactos para recaudar fondos o crear conciencia. Finalmente, al igual que en la empresa, hay que contar con indicadores relevantes para la causa y medir el impacto de los esfuerzos filantrópicos para entender si se están marcando una diferencia y dónde hacer mejoras.

Ahora bien, hay que ser paciente. El cambio lleva tiempo. El mundo de la filantropía es complejo y está en constante evolución. Haber tenido éxito en el mundo de los negocios facilita ser un filántropo excepcional. Pero conviene contar con el consejo de estrategas de filantropía e impacto y estar abierto a aprender, escuchar y adaptar el estilo propio.