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FESTEJO DEL PSG DEJA DOS MUERTOS Y MÁS DE 500 DETENIDOS EN PARÍS

Por Monserrat Californias

Lo que debía ser una noche histórica de júbilo en la capital francesa terminó en caos. Tras la aplastante victoria del Paris Saint-Germain (PSG) ante el Inter de Milán en la final de la Champions League, miles de aficionados salieron a las calles de París para celebrar.

Sin embargo, la euforia rápidamente se tornó en violencia. El Ministerio del Interior de Francia reportó un saldo trágico: dos personas muertas, 192 heridas y 559 detenidas tras una serie de disturbios que estallaron en distintos puntos de la ciudad.

Los enfrentamientos comenzaron la noche del sábado, apenas unas horas después del histórico triunfo del PSG por 5-0, en el Estadio Olímpico de Berlín. Grupos de aficionados encendieron fuegos artificiales, volcaron vehículos y rompieron escaparates en zonas céntricas como los Campos Elíseos y la Torre Eiffel.

La policía desplegó un amplio operativo para contener los disturbios, pero los choques con los manifestantes se intensificaron conforme avanzaba la madrugada, dejando un escenario desolador en la capital francesa.

La celebración se había anticipado como un evento multitudinario, dada la relevancia del logro deportivo. Por primera vez en su historia, el PSG conquistó la UEFA Champions League, un título que se le había negado durante décadas. El equipo dirigido por Luis Enrique no solo ganó, sino que arrasó con autoridad al Inter, mostrando un fútbol colectivo, agresivo y eficaz que desató la emoción de los parisinos y seguidores del club en todo el país.

Sin embargo, lo que debía ser una fiesta terminó empañada por la violencia. Las autoridades confirmaron que entre los heridos se encuentran al menos 37 elementos de las fuerzas del orden, además de decenas de civiles afectados por el vandalismo y los enfrentamientos. La identidad de las dos personas fallecidas aún no ha sido revelada, pero se sabe que perdieron la vida en incidentes separados ocurridos en zonas donde los disturbios fueron más intensos.

El gobierno francés condenó enérgicamente los hechos y aseguró que habrá consecuencias para los responsables de los actos violentos. Mientras tanto, París despierta con sentimientos encontrados: por un lado, el orgullo de un logro deportivo sin precedentes; por otro, la tristeza de una noche que pasó de la gloria al horror.