Por Luis Martínez Alcántara

Entre enero y abril agencias estadounidenses reportaron la detención de 168,390 miembros de familias migrantes, según datos oficiales del Departamento de Seguridad Nacional. Estas cifras incluyen tanto padres como hijos que cruzaron juntos la frontera. El informe refleja un esfuerzo sostenido de la patrulla fronteriza y migración interior para contener flujos familiares.

De ese total, 6 587 eran de nacionalidad mexicana, lo que posiciona a México como uno de los países más representados en estas detenciones familiares. Esto equivale al 3.9 % de los casos totales, un porcentaje que, si bien es menor al de otros grupos, sigue siendo considerable.

El desglose por mes revela picos en marzo y abril, asociados a condiciones climáticas y cambios regulatorios que presionan a las familias a cruzar en periodos específicos. En abril, las intercepciones en zonas como El Paso tuvieron una relación directa con las restricciones de entrada y expulsiones bajo normativas vigentes. Las familias mexicanas también se vieron afectadas, atravesando rutas tradicionales sometidas a mayor vigilancia.

Las autoridades de EU han defendido estas cifras como necesidad de seguridad y control de flujos migratorios, aunque organizaciones civiles critican el trato a menores y familias enteras. Activistas mexicanos aseguran que las detenciones obstaculizan el acceso a trámites de asilo o refugio, generando dramáticas historias de separación temporal. Los defensores de derechos advierten sobre impactos psicológicos en menores bajo custodia.

Frente a este escenario, México ha comenzado a coordinar con EU programas de ayuda legal y humanitaria para las familias detenidas. Aunque aún sin cifras precisas sobre repatriación voluntaria, se espera que al menos una parte de los 6 587 mexicanos sean retornados pronto. La tendencia apunta a una migración regulada, aunque las barreras continúan elevando los riesgos para quienes buscan cruzar en familia.