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DE LA CALLE A LA ESPERANZA: ROSE EN FILIPINAS

Por Luis Martínez Alcántara  

Una imagen puede cambiarlo todo. Así le sucedió a Rose, una mujer filipina que vivía de recolectar basura reciclable en las calles de Makati, el distrito financiero de Filipinas.

Su vida dio un giro inesperado cuando fue fotografiada en el momento exacto en que salía de una coladera. La imagen, captada por el fotógrafo aficionado William Roberts, se hizo viral en redes sociales, generando miles de reacciones y comentarios. Lo que parecía una escena más de la indigencia urbana, se convirtió en una oportunidad para transformar su realidad.

William Roberts caminaba por la zona cuando observó a Rose emergiendo de una coladera estrecha. Impactado por la escena, tomó varias fotografías y las publicó en Instagram y Reddit. En sus publicaciones se preguntaba si se trataba de una persona que vivía bajo tierra, como parte del fenómeno conocido como “gente topo”. Sin embargo, la historia de Rose era diferente. Ella se había introducido en la coladera únicamente para recuperar una pequeña cuchilla que utiliza a diario para cortar y separar materiales reciclables.

La viralización de la foto provocó que el Departamento de Bienestar Social y Desarrollo de Filipinas iniciara la búsqueda de Rose. Cuando la localizaron, ella explicó que no vive en la coladera, aunque sí durmió en la calle durante un año debido a que no podía pagar renta. Actualmente alquila una vivienda modesta con lo que gana recolectando basura.

Rose compartió con los funcionarios su mayor anhelo: abrir una pequeña tienda para vender productos básicos de alimentación y limpieza. El organismo de bienestar social determinó que era viable ayudarla a cumplir ese sueño.

Por ello, le otorgarán un subsidio de 1,265 euros (equivalente a aproximadamente 27,788 pesos mexicanos), una suma significativa en un país donde el ingreso mensual promedio rondaba los 291 euros en 2022. La tienda que desea abrir es conocida localmente como “sari-sari store”.

En Filipinas, donde 17.5 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza, la historia de Rose ha tocado fibras sensibles. Su caso no solo visibiliza las condiciones precarias en que muchas personas sobreviven, sino también el poder que puede tener una imagen compartida en redes sociales.