Por Luis Martínez Alcántara
El Premio Nobel de Medicina 2024 fue otorgado a los científicos estadounidenses Víctor Ambros y Gary Ruvkun por su descubrimiento de los microARN (microRNAs) y su papel fundamental en la regulación genética. Este hallazgo ha transformado el campo de la biología molecular, revelando cómo estos diminutos fragmentos de ARN controlan la expresión de genes y cómo errores en este proceso pueden llevar a enfermedades como el cáncer y la diabetes.
La investigación que les valió el Nobel comenzó en la década de 1980, cuando ambos trabajaban en el laboratorio de Robert Horvitz en el MIT. Al estudiar el desarrollo de un pequeño gusano llamado C. elegans, los científicos identificaron que los microARN podían regular la actividad genética sin codificar proteínas, un concepto que en ese momento era revolucionario. Este descubrimiento marcó un antes y un después en la comprensión de cómo las células regulan sus funciones.
Inicialmente, sus hallazgos no recibieron mucha atención, ya que se consideraba que el mecanismo descubierto en C. elegans no aplicaría a organismos más complejos. Sin embargo, a principios de los 2000, Ruvkun y su equipo demostraron que estos microARN también existían en otras especies, incluidos los humanos, lo que despertó un gran interés en la comunidad científica.
Desde entonces, se han identificado miles de microARN en humanos, lo que ha permitido comprender cómo regulan grandes redes de genes. Este mecanismo es esencial para el desarrollo normal de los organismos y la protección contra enfermedades. De hecho, las mutaciones en los genes que producen microARN pueden causar trastornos graves, como la pérdida congénita de la audición y el síndrome de DICER1, relacionado con el cáncer.
El trabajo de Ambros y Ruvkun ha sentado las bases para el desarrollo de nuevas terapias dirigidas a corregir alteraciones en los microARN, lo que abre una puerta prometedora para tratar enfermedades genéticas y crónicas. Gracias a este descubrimiento, ahora se estudia cómo manipular los microARN para diseñar medicamentos que restauren la función celular normal.
Con este reconocimiento, los científicos refuerzan el papel crucial que los microARN juegan en la biología y medicina moderna, destacando cómo avances en organismos simples pueden revolucionar la medicina humana.