Por Luis Martínez Alcántara
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, decretó el adelanto de las festividades navideñas en el país, estableciendo el 1 de octubre como la fecha oficial para el inicio de la Navidad.
Esta medida, anunciada a través del canal oficialista Globo Visión, se presenta como un homenaje al “pueblo combativo” y un gesto de agradecimiento a la ciudadanía. Según Maduro, “llegó la Navidad con paz, felicidad y seguridad”, destacando la necesidad de celebrar en un contexto difícil para el país.
Este anuncio se produce en un momento de gran tensión política en Venezuela. El mismo día en que se dio a conocer el decreto, la Fiscalía General emitió una orden de arresto contra Edmundo González, un candidato presidencial de la oposición, acusado de varios delitos relacionados con la publicación de datos electorales en un sitio web.
Esta situación generó cuestionamientos sobre las verdaderas motivaciones de Maduro para adelantar las festividades, sugiriendo que podría ser una estrategia para desviar la atención de los problemas políticos y sociales del país.
No es la primera vez que Maduro adelanta la Navidad en Venezuela. En 2020, el mandatario decretó el inicio de las festividades para el 15 de octubre, en medio de la crisis generada por la pandemia de Covid-19. Un año después, en 2021, repitió la acción, adelantando la Navidad al 4 de octubre.
Estas decisiones han sido interpretadas por muchos como intentos de utilizar las festividades para mejorar su imagen y ganar apoyo popular.
Las reacciones al decreto de Maduro han sido diversas. Algunos analistas señalan que el gobierno utiliza estas festividades para intensificar el reparto de ayudas en los barrios más pobres, donde los productos como los jamones navideños se han convertido en bienes muy esperados debido a la crisis económica. Sin embargo, estas acciones también son vistas como una táctica para desviar la atención de los desafíos políticos y económicos que enfrenta el país.