Por Luis Martínez Alcántara
En mayo de 2025, las remesas a México registraron una caída anual de 4.6%, al ingresar 5,360 millones de dólares, reveló el Banco de México. Esta cifra representó el segundo descenso consecutivo para ese mes, luego de la contracción de 0.9% registrada en mayo de 2024. El debilitamiento en el envío de dinero ocurrió pese a la cercanía del Día de las Madres, una temporada históricamente favorable para los flujos de remesas.
De acuerdo con el economista Alberto Ramos, de Goldman Sachs, el incentivo estacional no logró compensar el endurecimiento de las políticas migratorias y contra el lavado de dinero en Estados Unidos. Advirtió que el futuro de las remesas dependerá de factores como la salud del mercado laboral estadounidense y los salarios de trabajadores poco calificados. La incertidumbre crece en medio de propuestas legislativas para gravar el envío de dinero al extranjero.
Pese a la baja en el monto total, se realizaron más operaciones en mayo que en meses previos: 13.9 millones, aunque aún por debajo de las 14.7 millones del mismo mes de 2024. El envío promedio fue de 385 dólares, distribuidos entre 4.1 millones de familias en México. Gabriela Siller, de Banco Base, señaló que el alza en transferencias estuvo motivada por el deseo de los migrantes de hacerse presentes en las celebraciones del Día de las Madres.
La depreciación de 13.7% del peso frente al dólar permitió a las familias receptoras recibir más pesos por cada dólar enviado. Según Ramos, el valor real de las remesas creció 5.8% en términos anuales. Sin embargo, Siller anticipó que con el alza de la inflación y un tipo de cambio menos favorable, el poder adquisitivo de estos ingresos podría reducirse a partir de junio, afectando el consumo nacional.
En el acumulado de enero a mayo de 2025, las remesas totalizaron 24,375 millones de dólares, 3% menos que en el mismo periodo de 2024. La mayoría (99.1%) se envió por medios electrónicos. Según el Cemla, el empleo de migrantes mexicanos en Estados Unidos ha caído en lo que va del año, lo que también ha impactado el flujo de remesas. La volatilidad persiste, con nueve meses de caídas intercaladas con otros de bajo crecimiento.