Por Luis Martínez Alcántara
Guillermo “Billy” Álvarez Cuevas, expresidente del Cruz Azul, fue detenido al sur de la Ciudad de México por elementos de la Fiscalía General de la República (FGR), tras casi cinco años prófugo. El empresario de 79 años enfrentará cargos por delincuencia organizada, lavado de dinero y administración fraudulenta relacionados con su gestión en la Cooperativa Cruz Azul. Su captura se realizó en la zona de El Pedregal y fue trasladado al Penal del Altiplano en Almoloya de Juárez.
La orden de aprehensión contra Álvarez fue emitida en julio de 2020, momento en que también se congelaron sus cuentas bancarias por operaciones irregulares que superaban los 1,200 millones de pesos. Durante su gestión, que abarcó más de tres décadas, se le acusó de desviar recursos y realizar operaciones ilícitas en perjuicio de la cooperativa y sus trabajadores. Este caso marcó el inicio de una serie de investigaciones que destaparon graves irregularidades financieras.
El arresto también pone en el foco el impacto que las acciones de Álvarez tuvieron sobre la Cooperativa Cruz Azul y su comunidad. La ciudad que lleva el nombre del equipo quedó sumida en un deterioro económico y social debido a los conflictos internos y la falta de recursos. Mientras tanto, el equipo Cruz Azul logró un resurgimiento deportivo tras la salida del empresario, rompiendo una sequía de títulos en la Liga MX.
La detención ha generado reacciones mixtas entre los trabajadores y aficionados del club. La Cooperativa Cruz Azul emitió un comunicado reconociendo a las autoridades por su labor, mientras que algunos excolaboradores han señalado que aún queda mucho por esclarecer sobre el destino final de los recursos desviados. La situación también plantea interrogantes sobre posibles sanciones al club, incluyendo una posible desafiliación de la Liga MX.
Con este arresto, se cierra un capítulo oscuro en la historia del Cruz Azul y su cooperativa. Sin embargo, el proceso judicial apenas comienza y será crucial para determinar las responsabilidades legales finales de Billy Álvarez. Este caso no solo es un ejemplo emblemático de corrupción empresarial en México, sino también una oportunidad para reconstruir la confianza en una institución que ha sido símbolo del fútbol mexicano.