Por Luis Martínez Alcántara
CIUDAD DE MÉXICO.- Los casos de sida en América Latina aumentaron 9% desde 2010, convirtiendo a la región en una de las tres en el mundo donde las infecciones por VIH están en crecimiento, según datos recientes presentados por Onusida en Buenos Aires.
Actualmente, 2.3 millones de personas viven con el virus en la región, lo que representa una preocupante tendencia que contrasta con la reducción del 36% en los nuevos casos a nivel global desde 2010.
Durante el XXI Simposio Científico Regional de la Fundación Huésped, Luisa Cabal, directora regional de Onusida, señaló que América Latina, junto con Asia-Pacífico y Europa del Este y Asia Central, es una de las regiones donde más aumentan las nuevas infecciones.
Cabal advirtió que este incremento constituye una “alarma” y un indicio de una crisis de prevención en la región. Además, subrayó que, en 2023, cada cuatro minutos una persona se infectó con el VIH en América Latina y el Caribe, lo que evidencia la urgencia de reforzar las estrategias preventivas.
Un aspecto crítico de esta problemática es que el 25% de las personas que viven con el VIH en la región no tienen acceso a tratamientos. A pesar de que el 96% de la respuesta al VIH en América Latina es financiada con recursos nacionales, persisten barreras significativas que impiden el acceso a los servicios médicos.
Las poblaciones clave que concentran dos tercios de las nuevas infecciones incluyen hombres que tienen sexo con hombres, mujeres trans y trabajadoras sexuales. También se observa una vulnerabilidad particular en personas migrantes, indígenas y afrodescendientes, quienes presentan una prevalencia de VIH mayor que la de la población general.
Por su parte, Pedro Cahn, director científico de la Fundación Huésped de Argentina, enfatizó la importancia de acercar los servicios de salud a las poblaciones excluidas socialmente. Señaló que si bien quienes acuden a los hospitales reciben atención, muchos no logran acceder al sistema de salud, lo que constituye un “desastre humano” que requiere un cambio urgente en las políticas de salud pública para ser abordado eficazmente.